El sector de la pequeña hostelería en nuestro país está sufriendo una gran amenaza, fruto del aumento de las viviendas familiares que son convertidas en alquileres vacacionales con o sin licencia turística.

Es un fenómeno que pone en riesgo uno de los principales motores de nuestro país, afectando principalmente a aquellas actividades económicas dedicadas a la pequeña hotelería: establecimientos de turismo rural, pequeños hoteles y hostales… que suelen ser regentados por unidades familiares que, contemplan atónitos, como las administraciones competentes siguen concediendo autorizaciones a viviendas para uso turístico sin tener en cuenta  la competencia desleal que se produce frente a los estrictos requisitos normativos exigidos a los establecimientos hoteleros, los problemas de convivencia que se derivan para los vecinos y los altos precios de los alquileres de vivienda residencial.  Una práctica que, en estos últimos años, multiplicó por cinco su influencia en las ciudades más importantes de nuestro país.

Es inadmisible que una persona que quiera trabajar y que necesite una vivienda en ciudades como Madrid, Valencia, Barcelona, Sevilla o en las Islas Baleares, no pueda pagar lo que están pidiendo por los alquileres de vivienda residencial, puesto que, los mayores tenedores de propiedades, las dedican exclusivamente al alquiler de vivienda turística. Lo hacen en su mayoría a través de páginas webs especializadas en este tipo de servicios.

Pero no sólo han de ser tenidas en cuenta las consecuencias derivadas de la concesión de autorizaciones de alojamientos de uso turístico. A estas hay que añadir los efectos derivados del alquiler de vivienda vacacional carente de licencia turística que opera sin declarar ingresos, utilizando la economía sumergida y causando un importante perjuicio al sector y a las arcas públicas.

Eduardo Abad, presidente de UPTA, “no solamente se trata de la vivienda para poder trabajar en una gran ciudad como Madrid, Valencia, Barcelona o Sevilla, sino que, además, es un problema gravísimo para el sector del turismo, una de las principales fuentes de ingresos de nuestro país, que crea empleo y riqueza económica. Si no somos capaces de establecer límites a este fenómeno de voracidad económica por parte de medianos y grandes tenedores de viviendas y de luchar contra esa modalidad de economía sumergida, acabaremos con uno de los principales motores económicos en pueblos y ciudades.”

Abad, insiste, “desde UPTA, denunciaremos el uso y la permisibilidad exagerada de este tipo de alojamientos vacacionales que se dedican en nuestro país a competir de forma desleal contra aquellos que pagan impuestos, contratan personas y que crean riqueza económica.”